Llegan las lluvias y cientos de pequeños espíritus arbóreos se reúnen en la espesura de los bosques para celebrar la vida y comunión con la madre tierra. Estos pequeños seres de diminuto tamaño son expertos en camuflarse entre el follaje y pasar desapercibidos para la mayoría de humanos, que absortos, pasean por los prados, bosques y parques sin prestar la más mínima atención a las maravillas que en ellos se ocultan.
Se trata de seres bondadosos y afables, amigos de la alegría y la celebración. Pero cuidado de no violentar sus lugares sagrados pues son a la par poderosos mensajeros y pueden dar aviso a los espíritus Mayores, protectores de árboles y plantas, para darte una merecida lección.